Hay acontecimientos históricos que prevalecen en el tiempo, dejan huellas en toda una comunidad y permanecen abiertos como una promesa. En esta fecha tan particular en la que la Asociación Suiza celebra los 150 años de su fundación y la Escuela de Educación Técnica Profesional Nº 455 conmemora el aniversario de su traslado al nuevo edificio, queremos rememorar y agradecer los sesenta y dos años en los que el chalet suizo albergó a este establecimiento educativo.
En aquel lejano abril de 1925, este viejo teatro adaptado a las necesidades educativas, se constituye como el espacio apropiado para alojar a la Escuela Nacional de Artes y Oficios, la cual surge por una iniciativa de la comunidad esperancina, quien buscaba encausar a la juventud por rumbos diferentes a los conocidos. Y la Asociación Suiza, comprometida a contribuir con el desarrollo de la comunidad, proporciona sus instalaciones para ofrecer a las jóvenes generaciones la oportunidad de formarse e incorporar habilidades prácticas y técnicas, imprescindibles para el crecimiento y el progreso de la ciudad.
El viernes 14 de agosto de 1987 fue una jornada que quedó por siempre en el recuerdo de quienes compartieron este memorioso momento. En un emotivo acto de despedida, el docente Francisco “Panchi” Paravano, dio un sentido mensaje a todos los presentes.
“Cuando ninguno de los presentes aún había nacido, nuestra ENET ocupaba este viejo teatro que la Asociación Suiza “Guillermo Tell” alquilaba al estado para que adaptado en parte al desarrollo de la actividad educacional iniciara sus tareas en aquel lejano 1925.
En aquel entonces, se llamaba Escuela de Artes y Oficios y su director organizador fue el Ing. Luis Peresutti. (…)
Sus alumnos comenzaron a egresar y a instalar sus propios talleres o fábricas. La excelente preparación que demostraron poseer en cualquier actividad afín en que se desenvolvieran, fue motivo de los comentarios más elogiosos, los que trascendieron a distintas localidades del país, tanto que algunas empresas daban prioridad como empleados a quienes egresaran de la escuela de Esperanza.
Los años fueron pasando, la escuela fue cambiando su nombre y sus planes, fue luego Escuela Técnica de Oficios, Industrial de Ciclo Medio y luego industrial de Ciclo Superior, para posteriormente contar con la actual designación de ENET Nº 1. (…)
Aquí quedan muchos años de nuestra vida, aquí quedan muchos recuerdos, los recuerdos de nuestros problemas, de nuestras ansiedades, preocupaciones, sinsabores, aquí quedan sueños que no se cumplieron, aspiraciones que no se concretaron, deseos que no pudieron lograrse. Aquí quedan muchos años de trabajo a veces no reconocidos o de críticas injustificadas, pero también aquí quedan muchos momentos de bromas y alegrías compartidas, de satisfacciones por el deber cumplido, por la solución de problemas que parecían no tenerlas, porque se vivió y se trabajó con honestidad y rectitud, porque hubo logros dentro de esta vieja escuela que sólo pudieron obtenerse porque el personal fue siempre una familia, familia donde no hubo padre riguroso, sino hijos que tenían los mismos derechos y obligaciones. La emoción nos embarga más a unos que a otros.
A pesar de la alegría de nuestro traslado a la casa nueva, a pesar de que ya no nos daba suficiente cabida, a pesar de que los viejos galpones de zinc nos dejaban congelados en el invierno y calcinados en verano, que sus patios de tierra enlodaban nuestros zapatos, que sus pisos de madera se hundían al caminar, que los alumnos no cabían en sus aulas, ni el personal en sus oficinas. Porque a pesar de tantas cosas por las que nos preocupamos y no estaba a nuestro alcance solucionar, esta casa añosa e incómoda sirvió para que tantos y tantos jóvenes lograran estudiar y triunfar luego en la vida, y muchos del personal hayan vivido de su trabajo en aulas y oficinas. Cómo te vamos a olvidar vieja pajarera, si aquí pasamos los mejores años de nuestras vidas…
Nos vamos. Nos vamos y te dejamos para siempre. Pero estoy seguro de que más de uno de nosotros, la semana próxima enfilaremos nuestras bicicletas, nuestros automóviles o simplemente nuestros pasos hacia el edificio escolar de Sarmiento al 2600, dominados por nuestra costumbre.
Viejo edificio de la Asociación Suiza: desde mañana estarás tranquilo y silencioso. Ya no habrá nadie que haga sonar sus pasos en tus pisos de madera, nadie que golpee tus puertas y ventanas, nadie que haga sonar los timbres. No se oirán palabras, gritos ni murmullos. Nada, sólo tu soledad. Vos siendo el edificio de la Enet, o el de la escuela de Artes y Oficios, como muchos te siguen llamando.
El lunes próximo, todos nosotros estaremos en la escuela nueva. Allí se podrán observar caras alegres porque se llegó a la meta tan ansiada. Pero estoy seguro de que alguien va a notar algún rostro con una sonrisa en la boca y una lágrima en sus mejillas”.
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