“El contar una (la propia) historia no será entonces simplemente un intento de atrapar la referencialidad de algo “sucedido”, acuñado como huella en la memoria, sino que es constitutivo de la dinámica misma de la identidad: es siempre a partir de un “ahora” que cobra sentido un pasado”.
Leonor Arfuch
El concepto de identidad inscribe un cúmulo de representaciones, más en nuestros suelos. Desde la fundación de Esperanza, allá por 1856, hasta el día de hoy, han transcurrido en esta ciudad numerosos sucesos, personas, instituciones que hicieron, hacen y harán que un grupo de personas sea una comunidad consolidada. Es por ello que consideramos pertinente contar la historia de la industria esperancina como huella de la memoria y como parte constitutiva e imprescindible de nuestra identidad. De esta manera, tomamos como punto de anclaje el presente para que nuestro pasado cobre sentido: decidimos mirar hacia el pasado con ojos de técnicos que se involucran en otros ámbitos, por eso, considerando la literatura como motor expreso de la memoria, entrelazamos la historia con la poesía.
“Este, fogoso, es Schneider,
el hacedor de estrellas:
- ¡Vengan a ver mi yunque;
oigan como gorjea-”.
José Pedroni
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